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¿Cómo crear páginas de destino que conecten con las necesidades emocionales de los usuarios?

A pesar de que es una herramienta ampliamente utilizada en el marketing digital, muy pocas veces se presta atención a la psicología que existe detrás del éxito de una página de destino. Por ello, a continuación te diremos todo lo que tienes que saber para conseguir que los usuarios se conecten a nivel emocional con tus propuestas. Para empezar, dejemos en claro algunas cosas.

Una página de destino o landing page: es, en contraposición a una página principal o home page, un espacio al cual el usuario es redirigido luego de hacer clic en un banner o anuncio con el propósito de brindarle un servicio, ya sea una cotización, una suscripción al canal de noticias, etc. Con esto, se busca maximizar la posibilidad de que el usuario que ha demostrado su interés en un servicio (al hacer clic sobre un anuncio), tenga la posibilidad de adquirirlo directamente, sin tener que navegar por toda la página principal de la compañía que brinda el servicio para buscar lo que necesita.

Si partimos de esas premisas, se entenderá que lo que necesitamos es que el cliente potencial dé el siguiente paso lo más rápido posible y adquiera el servicio o se suscriba. ¿Cómo lo logramos? Aquí algunos consejos:

Consejos:

1. Entiende a tus futuros compradores:

A mediados del siglo XX, Abraham Maslow revolucionó el mundo de la psicología cuando propuso una teoría que decía que luego de satisfacer sus necesidades básicas (alimento, vestimenta, habitación) las personas buscaban autorrealizarse a través de la satisfacción de otro tipo de necesidades, mucho más complejas como el éxito, la superación personal, etc.

Es precisamente a estas necesidades que se debe apuntar a la hora de crear una página de destino. ¿Qué es lo que quiere el consumidor? ¿Cómo desea recibirlo? ¿Le agradarán los diseños web llamativos o minimalistas? ¿Qué tan serio es? ¿Hay que persuadirlo mucho o poco? ¿Cómo hay que hacerlo sentir para que decida comprar? Estas y otras preguntas deben apuntar a crear un perfil del cliente a captar y desarrollar gran parte de la estrategia en base a ello.

2. Escoge qué emociones quieres proyectar en la página de destino:

Luego de haber entendido las necesidades emocionales del público al que se desea llegar, es necesario definir qué tipo de emociones se desea proyectar. ¿Qué sentimientos queremos producir en el cliente a la hora de que abra la página? ¿Asombro? ¿Identificación? ¿Confianza? ¿Tranquilidad?.

Por ejemplo, si se quiere vender un seguro de vida, los elementos constitutivos del espacio (color, diseño, imágenes, texto) deben proyectar seriedad, seguridad y confianza. En cambio, si el producto es del rubro de la moda, se deberá proyectar actitud y carisma. En estos y otros casos la pregunta debe ser: ¿Qué emoción hará que el usuario decida comprar?

3. Construye un esquema amigable:

Algo que debes recordar es que parte de la arquitectura de la página (en especial lo que tiene que ver con la escritura del código) es invisible ante los ojos de los usuarios, pero la parte visible opera un efecto especial en ellos. Un color acertado, una textura suave y el tipo correcto de letra en un texto pueden causar una gran impresión, lo suficiente para que el usuario se convierta en consumidor.

Hay que evitar las páginas muy recargadas de información, llenas de botones, con indicaciones poco claras o con un excesivo uso de los colores. Lo funcional y necesario debe mantenerse (o mejorarse) y lo demás no. Un esquema ideal sería más o menos así:
Título: Llamativo, no tan largo y optimizado.
Imagen llamativa: Que invite a realizar la compra y refleje la emoción que se quiere proyectar.
Formulario: Sencillo, con ítems claros y concisos.
La llamada a la acción: Botón llamativo, que destaque dentro de la página.
Beneficios: Resumen del contenido, colocado en forma de lista, fácil de entender.

4. Conecta a nivel emocional:

Existen tres niveles en los cuales el usuario podrá identificarse (o no) a la hora de abrir la página de destino, lo que influenciará mucho en su decisión de realizar una compra. El primero y más básico de ellos, es el que tiene que ver con la estimulación visual provocada por el color, el fondo, las imágenes, el tipo de letras, etc. El segundo trata acerca de qué tan funcional se ve la página y si respeta ciertos estándares como órdenes, jerarquías y espacios bien definidos en cada sección. Finalmente, a un nivel más reflexivo, el usuario se planteará si conviene o no aceptar lo que allí le están ofreciendo.

La meta es que en estos tres niveles, el usuario obtenga estímulos positivos de tal manera que estos le generen respuestas satisfactorias a sus necesidades: ¿Necesitas ropa deportiva? Pues no solo tenemos la mejor ropa sino que te enseñamos qué ventajas tiene una marca sobre otra. Solo haz click y llena este formulario para descubrirlo ¿Quieres una cotización de cuánto te costará la fumigación de tu casa? Adelante, la cotización es gratis y puedes personalizar el rango de tiempo y la fecha en que desea el servicio.

5. Haz que la propuesta convenza:

Teniendo todo ese background, hay que ajustar y pulir las piezas constantemente para obtener resultados óptimos en el menor tiempo. Y es que se puede invertir muy fuerte en disponer del mejor contenido, pero si la propuesta en sí no es llamativa para los usuarios, esa inversión probablemente no tendrá retorno.

Conclusión:

Podemos concluir que la creación de páginas de destino debe estar necesariamente influida por el estudio que se realiza al comportamiento de los consumidores y debe apuntar a causar en ellos respuestas emocionales positivas. No hacer esto o apostar al método ensayo-error para definir una estrategia podría ser incluso contraproducente para los intereses de la empresa, así que a tener cuidado y a trabajar de la mano de la psicología para potenciar nuestro marketing.

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